Oscar Avellaneda suele colocar en su comercio de Lasserre y
Rivadavia variados objetos que demuestran su interés de coleccionistas. Allí
vimos esta cámara.
Las Polaroid marcaron un momento de transición hacia la
fotografía instantánea, un prodigio que permitía capturar imágenes sin recurrir
al técnico idóneo en la materia: el fotógrafo.
Su formato plástico la hacía familiar con una línea de
productos propio de Kodak, las Fiesta, las Instamatic, siendo estas últimas las
que incorporaron el uso de un cassette que contenía la película en blanco y
negro y color, emulando en alguna medida los avances que en su momento dieron
vida a las cámaras de 35 mm.
Pero una Polaroid era palabra mayor. Se alimentaba desde
adelante con placas que se vendía a un alto precio en envases de diez unidades.
Luego del click se hacía extraer el soporte lumínico y despojado de una
cobertura práctica ya teníamos la foto, que se daba en un solo formato y sin
posibilidades de hacer copia, porque era opaco y positivo, contrastando con los
vigentes por mucho tiempo traslúcidos y negativos.
En la última reunión de Los Amigos de la Fotografía –esa que
nos convoca en la Confitería Raca cada día 21 a la hora 21- pregunté a los
concurrentes sobre su experiencias con Polaroid, y me llevé una sorpresa: los
propietarios de las modernas tecnologías digitales –en buen número- tenían algo
que decir de las legendarias Polaroid.
Luis Benegas, el pajarólogo, dice tener una.
Y Alfio Baldovín, Francisco, recordó todos los cuidados que
habían que tener en cuando a la temperatura, que de no acertar de ella hacia virar la foto a
mil distintos tonos de verde.
Gustavo Rosso –Pericles- recordó la de cuatro objetivos, que
se solía utilizar en laboratorios de foto carnet. Imprimía simultáneamente
cuatro retratos, que eran los que se exigían para diversos documentos. Había
que calibrar muy bien en el foque para que las cuatro fotos diferentes
resultaran parecidas.
Yo recordé el uso artístico que se las fotos polaroid, para
situar montajes de escena, y también que por la falta de intermediarios humanos
la situaciones de carácter íntimo que solían retratar.., ingresando casi de
lleno en lo que podría ser una fotografía porno/erótica de naturaleza
domestico/artesanal.
En casa por derivaciones de la especificidad de mi trabajo
periodístico hay miles de fotos, pero no tengo ninguna obtenida por cámara
Polaroid.
La identificación del
modelo que mostramos, como Camera Land, responde a quien se considera su
inventor el científico norteamericano Edwin Herbert Land.
Estos aparatos dejaron de
fabricarse en el mundo en el 2008.
Mercado Libre ofrece el
modelo 1000 en precios que van de los 250 a 2500 pesos, hay diversos accesorios
que también están en ese mercado, pero los que escasean son los rollos, un Fují
de diez placas aparece a valores de $ 330.