jueves, 10 de diciembre de 2015

055.- Los fueguinos, primeras imágenes.


Canoeros avistados por James Weddell en la expedición realizada por 1822.

Foquero y ballenero llevaba entre su tripulación un dibujante de apellido Clark que registró a los nativos y realizó también algunos grabajos.

Weddell fue el primero en utilizar el nombre de fueguians, fueguinos, para los habitantes de nuestro archipiélago generando un gentilicio más allás de las diferencias étnicas que podrían plantearse entre ellos.

Medidos dos de ellos que subieron a bordo de una de las naves registraron una estatura de cinco pies y cuatro pulgadas, no eran los gigantes de los que se habló en otro tiempo.

Eran ñatos, ojos pequeños, y la caja toráxica muy desarrollada, brazo y piernas cortas. Usaban como prenda de vestir un cuero sobre los hombres, las mujeres cubrían sus genitales.

Repertían a la perfección toda frase que se les dirigía en inglés, variando incluso en las pronunciaciones que tenían, por sus diversos origenes, los distintos marineros,

jueves, 26 de noviembre de 2015

054.-Mitón de piel de cordero, y algo más.


En reciente visita realizada a estancia Pirinaica fuimos recibidos por Jorge Sevillano Bares y su esposa Silvia Martínez pudiendo recorrer distintos ambientes del ese establecimiento que inicialmente perteneciera a Cullaré Pi.

En una de las casas que se acondicionaba para servir de "Casa Grande" cuando llegara el invierno, y superar de esa forma las urgencias de calefacción que se plantean en esa estación, encontramos -sobre un viejo armario- este guante de piel ovejuna al que, como todos los que tienen por solo dedo el pulgar, se le da el nombre de "mitón".


Es el único sobreviviente de un par y corresponde a la mano derecha.

Su confección tiene cierta analogía con la de los Xammi de los antiguos onas, pero se aprecia que fue cosido con máquina, no sabemos si de coser doméstica o alguna preparada para la talabartería. Si se advierte la firmeza de la costura en torno al dedo.


La piel se ha mantenido reseca, y la lana está firme -no se desprende a nuestro tironeo- es la que emerge del interior del mitón y que prodigaba calor a quien lo utilizaba en jornadas invernales.


Hoy por hoy la incorporación de elementos ajenos al medio ambiente en la indumentaria fueguina ha hecho que no se fabriquen más estos mitones, pero sería un actividad que se podría repensar en el plano artesanal.


En la foto los mitones al dorso..



Y algo más..

Sobre el momento de realizar este informe mensual el correo nostrajo de Suecia el regalo anual de Hugo Hammar para Radio Nacional.

Y entramos en un tiempo de coincidencias.


Hugo, que formó parte de la dotación inicial de la emisora, reside desde hace muchos años en ese reino, y todos los meses de abril nos ha enviado un disco de regalo, música de su lugar.

El 2014 el disco no llegó, este año tampoco, pero insistió buscando destino en mi domicilio. Y así lo estamos conociendo a Jon Henrik, un músico sami, crecido en la cultura de lo que llamamos lapones, allá por el círculo polar ártico. Él también usa mitones.



Aunque en su caso han de ser de reno, y la piel está del lado externo.

En la tapa del disco se pronosticaba la fecha de llegada del mismo, cosa que se concretó trece días después.

Tareas para la casa:

1.- Buscar en youtube música de este intérprete. Lo hicimos y disfrutamos.

2.- Intentar confeccionar un mitón, similar al que les mostramos.










domingo, 18 de octubre de 2015

053.- Maderas del oriente.

El Día de la Madre siempre despierta nuestros recuerdos, con los años se van desdibujando muchas cosas y uno pierde la tonalidad de la voz amada, no siempre aparece su sonrisa, o sus ojos lagrimosos, y también se pierde su olor.


Pero he aquí la conjunción de la memoria con el objeto, puesto que por años mi madre usó la esencia de Maderas de Oriente, una fragancia española que contenía flotando en el espacio de su frasco cuatro delgados listones de madera.
Había sido colocados evidentemente después del perfume y cuando se terminaba yo me esmeraba en sacarlo, y colocarlo luego en un pañuelo para llevarme su aroma.

No era fácil de conseguir, de las dos farmacias y perfumerías de Río Grande sólo estaba en la de San Juan, la Del Pueblo, y cuando se iba a comprar y no había te decían para cuando iba a llegar, y entonces se encargaba.

Para un día de la Madre, un Onomástico, el Cumpleaños, receta obligada Maderas del oriente.

El último frasco que dejó sin usar permaneció así años dentro de toilette, cómoda cono se le llamó con el tiempo. Un día lo quise abrir y la tapa negra estaba fundida al cuello del frasco.
Lo dejé donde no tendría que haberlo dejado y por algún motivo suicida rodo, cayó al piso que ya no era de madera, y se rompió: advertí su olor y me acerqué cuidando de no romper lo pequeños vidrios en que se había convertido el envase. Pedí que nadie lo limpiara de inmediato, y la fragancia duró varios días.
Cuando ya sentí que ya no estaba yo mismo retiré sus despojos, se perdía el aroma de mi madre.
En las revistas femeninas, más bien las ligadas a las labores aparecía la propaganda del producto; yo no conocí a nadie más que la usara, era el perfume de mi madre.






jueves, 1 de octubre de 2015

052.- Lanza perfumes RA TA PLÁN.

Era el tiempo aquel de los carnavales, digamos de los años 60, de los ¡ocho bailes ocho!

Allí no se podía hacer el juego del agua porque todo tenia cierto carácter refinado. Los pomos, las bombitas de agua estaban para la calle, para la chiquillada. En los bailes la concurrencia era más madura, o eran jóvenes seductores escondidos detrás de un antifas, al menos, cuando no disfrazados durante todos los bailes y descubierto recién en el último.

Eran espacios para el papel picado y la serpentina. Para las matracas y las cornetitas de papel que se estiraban al soplarlas y emitían un singular sonido a pedo.

Pero era también espacio para utilizar el lanza perfume. ¿Que olor tenían aquellos Ra Ta Plan que eran el articulo más caro de la artillería carnavalera? Algunos recordamos que inicialmente era un olor fuerte penetrante, pero después se mezclaba fácilmente  con el sudor que invadía a los bailantes y no eran fácil de sacar de la piel. No eran años de muchas duchas, ni de desodorantes, y dejaban en las víctimas de su uso un consabido olor a carnaval, que en muchos casos alteraba la resaca de bailes sumamente regados en alcohol.

¡Que no te vaya a entrar en los ojos el perfume del lanza perfume, era alcohol puro! Te irritaba por demás, y a las mujeres les desdibujaba el rimmel. Pero no eran años todavía de lentes de contacto.

Alguien descuidado veía caer su lanza perfume sobre el piso que si no era de madera se rompía en mil sobre la dura superficie, entonces había que suspender el baile en ese lugar -cosa bastante difícil porque la aglomeración era evidente- y barrer porque alguno se podía lastimar.

Después, al filo de los 70 apareció la espuma loca, la nieve artificial y todo  eso, dejando al lanza perfume para este museo virtual.

Pero alguien más nostalgioso que nosotros le escribió una melodía....



https://www.youtube.com/watch?v=85Mtn6bLHFs


Corrió el tiempo y hemos tenido que volver sobre esta página. Es que encontramos  en el diario EL DÍA, del 24 de marzo de 2019, una relación sobre algunas de las principales drogas sintéticas, y allí aparece la mención al LANZAPERFUME: Compuesto por éter, cloroformo y cloruro de etilo, es un aromatizador usado como droga inhalante. Su origen se remonta a los años 20 en Brasil, cuando se llamaba "la droga del carnaval".


sábado, 22 de agosto de 2015

051.- Barrita de azufre.





Al igual que la bolsa de agua caliente uno supone que en estos tiempos resulta ser un objeto difícil en encontrar, pero las barritas de azufre se encuentran en el mercado y para seguir el uso terapéutico tradicional.
En la memoria infantil las tengo presentes en la caja de los botones. No estaban en el botiquín como sería de esperar, es que con ella se daba un problema, desde el botiquín solían rodar, caer y romperse, limitándose de esta forma su uso medicinal que pasa por lograr que al partirse liberen al cuerpo humano de las molestias ocasionadas cuando se tiene aire, sobre todo en el cuello.
Hoy para estas situaciones existe una palabra: contractura. Y hay medicamentos descontractur4antes. Pero también existen profesionales dedicados a liberarte de etas molestias que cuando se instalan cuestan alejar de los tormento cotidianos.
Esos profesionales son los kinesiólogos.
El “aire” se instalaba, según se decía por una corriente de aire que te sorprendía con el músculo caliente, o en otros casos por un “daño” que se estaba haciendo –esta interpretación era cercana a la magia negra, y también porque se venía en su origen una indigestión producto de algún aliento en mal estado, o inapropiado para nuestro “metabolismo basal”.
Conocía un cura que predicó en un momento contra el uso de la barrita de azufre, porque decía que el azufre era el perfume del diablo.
Este tema nos relaciona con su posible aplicación para fabricar domésticamente las fatídicas “bombitas de mal olor”.
Internet está llena de informaciones positivas y negativas sobre su uiso –decir negativo es decir de una función inicua- leamos uno de estos escritos:

Las propiedades del azufre son múltiples y centenarias, pero aún relativamente desconocidas en nuestra sociedad. Sin embargo, este elemento se ha convertido en los últimos años en algo imprescindible para cualquier terapeuta o masajista.

Siempre se ha buscado en los elementos de la naturaleza remedios para alivir los dolores.
Ya en la antigua Grecia y en el Imperio Romano se utilizaba el azufre como elemento purificante. Un gran ejemplo son las termas, que en principio se le otorgaba su poder curativo a las altas temperaturas del agua pero se descubrió que principalmente era el azufre que contenían las aguas lo que las hacía tan curativas.

Hoy en día es muy común en la medicina alternativa y se encuentra en la composición de muchos productos cotidianos. El azufre es un elemento químico natural, cuyo número atómico es el 16 y su símbolo es S. Es un producto 100% natural que se obtiene de la tierra, principalmente en zonas volcánicas. Puede adoptar varias formas, entre ellas en polvo o barrita.

Hace más años, se empezaron a hacer las primeras pruebas con las barritas de azufre en Argentina. Se comenzaron poniendo las barritas en zonas doloridas del cuerpo, y se hacían rodar hacia arriba y hacia abajo. Las barritas omitían pequeños crujidos y se acababan rompiendo. Se volvía a realizar la operación hasta que dejaba de crujir. Se hicieron pruebas con personas con dolencias y personas sanas y se percibió que solo se rompían las barritas en aquellas personas con dolores. Por otro lado, se probaron con personas con estados febriles y procesos gripales y se comprobó que los síntomas incluso llegaban a desaparecer.
Se ha observado también que después de aplicar la barrita aumenta el nivel de agua en la misma, comprobando que absorbe la humedad de la contractura. Además gracias a pruebas en la cámara Kirlian (se utiliza para medir niveles de presión, humedad, campo energético...), se ha comprobado que el campo energético cambia de color después del uso de la barrita, probando que absorbe la energía negativa. Bloqueos producidos por cansancio, estrés, ansiedad, y contracturas, se alivian e incluso desaparecen tras el uso de las barritas de azufre.



En la sociedad de hoy en día en la que nos encontramos rodeados de aparatos eléctricos (ordenadores, teléfonos, televisores...) el organismo está absorbiendo radiaciones nocivas emitidas por estos aparatos y necesita el cuerpo de elementos que nos ayuden a limpiarnos y purificarnos de esa energía negativa.

En la actualidad se utiliza tanto para relajar dolores musculares, tratar lumbalgias, agarrotamiento muscular, dolor, así como para purificar y relajar el cuerpo.  Además también tiene una gran utilidad en sesiones de Reiki, ya que ayuda a desbloquear chakras e incluso en masajes de drenajes linfáticos aumenta la efectividad del drenaje.

Pero vayamos al otro uso “explosivo”  Mmmm! No sean traviesos, para eso se requiere un componente esencial de expansión: el ácido clorhídrico, y ¡ya los veo rallando la barrita!

La imagen inicial es de una caja, en un mercado local, con precio actual.




miércoles, 22 de julio de 2015

050.- POLAROID land camera 1000.




Oscar Avellaneda suele colocar en su comercio de Lasserre y Rivadavia variados objetos que demuestran su interés de coleccionistas. Allí vimos esta cámara.
Las Polaroid marcaron un momento de transición hacia la fotografía instantánea, un prodigio que permitía capturar imágenes sin recurrir al técnico idóneo en la materia: el fotógrafo.
Su formato plástico la hacía familiar con una línea de productos propio de Kodak, las Fiesta, las Instamatic, siendo estas últimas las que incorporaron el uso de un cassette que contenía la película en blanco y negro y color, emulando en alguna medida los avances que en su momento dieron vida a las cámaras de 35  mm.
Pero una Polaroid era palabra mayor. Se alimentaba desde adelante con placas que se vendía a un alto precio en envases de diez unidades. Luego del click se hacía extraer el soporte lumínico y despojado de una cobertura práctica ya teníamos la foto, que se daba en un solo formato y sin posibilidades de hacer copia, porque era opaco y positivo, contrastando con los vigentes por mucho tiempo traslúcidos y negativos.
En la última reunión de Los Amigos de la Fotografía –esa que nos convoca en la Confitería Raca cada día 21 a la hora 21- pregunté a los concurrentes sobre su experiencias con Polaroid, y me llevé una sorpresa: los propietarios de las modernas tecnologías digitales –en buen número- tenían algo que decir de las legendarias Polaroid.


Luis Benegas, el pajarólogo, dice tener una.
Y Alfio Baldovín, Francisco, recordó todos los cuidados que habían que tener en cuando a la temperatura, que  de no acertar de ella hacia virar la foto a mil distintos tonos de verde.
Gustavo Rosso –Pericles- recordó la de cuatro objetivos, que se solía utilizar en laboratorios de foto carnet. Imprimía simultáneamente cuatro retratos, que eran los que se exigían para diversos documentos. Había que calibrar muy bien en el foque para que las cuatro fotos diferentes resultaran parecidas.
Yo recordé el uso artístico que se las fotos polaroid, para situar montajes de escena, y también que por la falta de intermediarios humanos la situaciones de carácter íntimo que solían retratar.., ingresando casi de lleno en lo que podría ser una fotografía porno/erótica de naturaleza domestico/artesanal.
En casa por derivaciones de la especificidad de mi trabajo periodístico hay miles de fotos, pero no tengo ninguna obtenida por cámara Polaroid.


La identificación del modelo que mostramos, como Camera Land, responde a quien se considera su inventor el científico norteamericano Edwin Herbert  Land.
Estos aparatos dejaron de fabricarse en el mundo en el 2008.
Mercado Libre ofrece el modelo 1000 en precios que van de los 250 a 2500 pesos, hay diversos accesorios que también están en ese mercado, pero los que escasean son los rollos, un Fují de diez placas aparece a valores de $ 330.


sábado, 27 de junio de 2015

049.- CÉDULA DE IDENTIDAD otorgada por la GOBERNACIÓN MARÍTIMA DE TIERRA DEL FUEGO. Perteneciente a Aida Rupatini.

Esta carterita de cuero marrón rojizo, con letras doradas, era la identificación otorgada por el gobierno fueguino a su población, de uso habitual en la jurisdicción.

En días de la Gobernación Marítima -existente entre 1943 y 1955- la mista era otorgada por intervención ante las dependencias policiales,  sometidas a la jurisdicción de una autoridad naval que en este caso se aprecia en la firma autorizante representada por el tenienter Manuel Rodriguez, que rubrica la página central con  su firma que se aprecia debe haber sido hecha con las legendarias plumas cucharita.

En 1965 este formato fue reemplazado por la tarjeta plástica, concentrando información en adverso y reverso, eliminando descripción fisonómica y achicando la gran foto de 4 por 4, a una más pequeña de cuatro por cuatro, reemplazando el fondo negro por uno blanco, y la toma de frente por una de 3/4 perfil derecho.



La presente cédula, en poder de María Esther Bustamaante de Díaz, perteneció a Aída Rupatini, y es un ejemplar en duplicado otorgado en Año del Libertador General San Martín, con foto tomada el 18 de marzo de 1950, tres días antes de ser expedida, lo que da cuenta de un trámite que se hacía con gran rapidez.



Aida parece como nacida el 26 de junio de 1923, pero su registro no se encuentra en los dados en Río Grande -por entonces Departamento de San Sebastián- tal vez porque al ser indígena no hubo en su grupo familiar urgencia de realizar la diligencia. Aida aparece como casada AIDA RUPATINI DE PAPEPP, sin que hayamos podido identificar esta unión, pero sí aparece a los 20 años casándose con Francisco Muñoz, de 20 años, vecino del Lago Fagnano, padre chileno y madre conocida conocida como Filometa Etti. Aida es puesta como hija de Santiago Rupatini y Rosa Yoyol, ambos nativos. Esa rosa es quien se casa con Santiago el  13 de abril de 1920, siendo hija de Yoiloth (Yoyol) Sociota y  y María Natush, ambos fallecidos. Rupaniti por su parte había sido bautizado en Viamonte a los seis años, señalándose como hijo de un civilizado y de  Ecnáia, ona.

Ese Pappep indicado en la cédula puede haber sido Muñoz, en los imprecisos documentos de la época.

Pero la cédula da cuenta de que no era al momento de extenderse el único documento, puesto que ya tenia Libreta Cívica.

Es de conjeturarse que la cédula le fuer tramitada al momento de casarse, en su ejemplar original que no tenemos aquí.

Este duplicado le fue entregado a María Esther por Lucas Abrón, con quien Aida se casa el 9 de septiembre de 1961.

Conversamos como María Esther quien reside en Río Gallegos donde ha desarrollado toda su carrera de Asistente Social y formado su familia, Aida es su mamá, y Lucas su papá. Con Aida creció en una familia ensamblada y era su casa la de Alberdi  534.

Describe a su madre con una personalidad aguerrida, con duros recuerdos: como el de los hijos muertos a los cuales visitaban con frecuencia en el cementerio, con el manejo de varios alquileres en el amplio predio de esa calle donde vivía, que casi era el límite con la Vega donde el pueblo de Río Grande parecía disolverse en el barro.

En Gallegos, estando internada va a contraer matrimonio por la iglesia con Lucas, y un día que se vistió elegante y se veía radiante---, falleció. La pequeña María Esther con 9 años adquirió una penosa orfandad mientras permanecía internada en el colegio María Auxiliadora de esa ciudad.

Los el tiempo Lucas la trae a Río Grande, de la misma manera que trae los restos de Aida, y al formar una nueva familia crece la niña junto a los hermanos Waimmnright y Vargas, Vargas Millapinda.

El pasado 25 cumplía años Aida Rupatini y nos envió la foto. Hicimos algunas gestiones para qeu saliera en Cordón Cuneta; al día siguiente cumplía María Esther sus primeras seis décadas de vida. Recordó el último cumpleaños, el de los 9, que le festejara ella en Gallegos, en un tiempo de despedidas.



La pagina central de la Cédula era desplegable, y nos dejar y dando algunas referencias sobre la que fue su propietaria.

AIDA RUPATINI DE PAPEPP, casada de profesión quehaceres domésticos, nacida el 25 de junio de 1923 en el pueblo de Río Grande, Tierra del Fuego, argentina, un metro 55 de estatura, de cutiz color trigueño, cabello negro lacio, dorso recto, boca media.com.baja, orejas medianas, mlóbulos adheridos...


domingo, 17 de mayo de 2015

048.- Bolsa de agua caliente.

También conocida como “el guatero” para quienes viniendo de Chile establecían esta forma de llamarlo porque estaba destinado a calentar “la guata” el estómago, y desde allí irradiar bienestar a todo el cuerpo, sobre todo el días y/o regiones frías.
Es en alguna medida una pieza de museo, ya dejamos de usarla los que disponemos de nuevos medios de confort, pero puede encontrarse en el mercado todavía a precios que oscilan entre 39$, en alguna farmacia desactualizada, a 134$ en una regalería donde lo que más se cobra es la preciosa funda artesanal.
Para esta época del año, en tiempos de mi infancia, se rescataba a la bolsa que dormía cabeza abajo colgada de un clavo, con su interior lleno de talco para garantizar que una humedad concentrada largamente podría llegar a pudirla. Destaparla era entregarnos al riesgo de soportar una suerte de hediondo pedo, lo que en todo caso era todo un juego para los niños, y un espanto para las niñas.
Y de allí al uso nocturno de la misma. Cuidando que no se abriera porque o te mojaba la cama, o te quemaba terriblemente. En muchos casos se la colocaba previamente para deshumedecer las sábanas.
En toda casa había una bolsa, y mucha gente la tenía en su equipaje al venir al sur, incluso en hoteles de cierta raigambre era posible requerirlas por la conserjería.
En algunos casos movimientos imprevistos en la cama podría llevar a que la misma y su agua hirviendo explotara, entonces se tenía a mano el citatum, una suerte de caja de aluminio con gasas embebidas de una sustancia patiativa y cicatrizante. Casi que debía comprársela al mismo tiempo que “el guatero”
En la mayoría de los casos la bolsa iba allá lejos, a la altura de los pies de “la María” la de las “patas frías”.
 Recordemos que no era usual la calefacción en los dormitorios, que este nivel de bien estar residía en los pasillos, y que por discreción no siempre la puerta quedaba abierta. Con el tiempo fue reemplazándose la función de la bolsa con el planchado de la cama, los ladrillos refractarios, o la frazada eléctrica. Pero carenciados hay que deben seguir usándola, sino no estaría en el mercado, y nostálgicos también.
Nunca falta –eso sí- el regalo ocurrente en una “Lista de Bodas”.


Este museo trae hoy un ingrediente teatral, una obra de Carlos Somiglina, estrenada promediando los 60, por alguien que residió en Ushuaia a fines de la década anterior y principios de aquella de esta realización, cuando era empleado de la Justicia Federal. Espero que la disfruten cálidamente.


  





La bolsa de agua caliente


     
ACTO UNICO

(Una cocina modesta: mesa, sillas, un almanaque. Al comenzar la acción, Aurora está preparando la comida.)

AURORA
Ah, la vida es como los viejos enseres de una casa...Comprarlos cuesta caro, pero después, cuando la necesidad obliga a desprenderse de ellos, una tiene que venderlos por nada...Y mientras tanto, vuelan raros objetos por el cielo, los jóvenes bailan esas cosas frenéticas, las papas vienen de Holanda...Las vacas argentinas tienen aftosa y en Inglaterra no las quieren...No entiendo...En el país hay cada vez más políticos y menos gobierno, más economistas y menos dinero, más abogados y menos justicia...

(Entra Ramón con sobretodo, sombrero y bufanda, empapado y tiritando de frío)

RAMON
¡Qué noche de perros!

AURORA
Sí, llueve. ¿Cobraste?

RAMON
Llueve y sopla un viento frío que se te cuela hasta los huesos. ¿No llegará nunca la primavera?

AURORA
¿Te pagaron?

RAMON
¿Y me lo preguntás?

AURORA
Sí, ya me imagino...

RAMON
¿Entonces...? (Pausa) Estoy achuchado.

AURORA
¿Qué te dijeron?

RAMON
Qué sé yo, lo de siempre...La semana que viene.

AURORA
Hace dos meses que están con la misma historia.

RAMON
Ya lo sé...¿Qué querés que haga? Yo no escribo esa historia.

AURORA
(Extrañada) ¿Qué tiene que ver...?

RAMON
Mirá, cambiemos de tema, querés? No me siento bien...

AURORA
¿Qué te pasa?

RAMON
Nada...

AURORA
¡Menos mal que tenemos al profesor como pensionista! ¿Te acordás que vos no querías?

RAMON
Yo no podía adivinar...

AURORA
Gracias a él nos defendemos.

RAMON
¿Nos defendemos?

AURORA
Vamos tirando, al menos. En fin, ya saldremos de ésta...



RAMON
Sí, con los pies para adelante.

AURORA
Hemos salido de otras peores.

RAMON
Cuando éramos más jóvenes, Aurora. Cuando se es joven se puede dar la espalda a muchas dificultades. ¡Qué sé yo...! El invierno, por ejemplo...¿Qué importancia tenía?

AURORA
Si por lo menos a mamá le pagaran la pensión.

RAMON
¡La pensión! ¡No te hagás ilusiones! Si no nos pagan a nosotros, menos les van a pagar a los jubilados.

AURORA
Le deben casi un año.

RAMON
No creo que les importe mucho. ¿Te das cuenta? ¿De qué se creen que vivimos, de que vive la gente? ¡Ellos no saben que tenemos el pensionista! ¡A veces me dan ganas de mandar todo a la mierda!

AURORA
Bueno, no te pongás así...

RAMON
¿Y cómo querés que me ponga? ¡Si encima vos sos la primera en meter el dedo en la llaga! Llego de la calle empapado, muerto de frío, y ni siquiera me prestás atención...Lo primero que hacés, lo único que hacés, es preguntarme si cobré...¡Como si no me conociera en la cara, en las manos vacías, en los zapatos, que no cobré!

AURORA
¡Ahora te la agarrás conmigo!

RAMON
No, vieja, no me la agarro con vos, pero reconocé que te empeñás en nombrar la soga en casa del ahorcado.

AURORA
Está bien, está bien...No te preguntaré nada.

RAMON
¿Sabés lo que me saca de quicio, Aurora? Si en este país hubiera hambre, pero hambre en serio, quiero decir, hambre para todos, yo entendería lo que pasa. Incluso aceptaría nuestra hambre con resignación. Casi con alegría, porque sentiría que estaba poniéndole el hombro a algo, y que era justo que así fuese...Pero lo que me subleva es saber que en este preciso momento hay tipos que están haciendo su agosto, lucrando con tu hambre, vieja, eructando de llenos...

AURORA
Bueno, no es para tanto, Ramón. No estamos pasando hambre.

RAMON
(Abrumado) No entendés nada, vieja.

AURORA
¿Qué ganarías con que otros estuviesen tan mal como nosotros? (Pausa)

RAMON
No sé. Sería justo.

AURORA
En fin...¿Querés un café bien caliente?

RAMON
Si ya está hecho, sí. Y, por favor, preparame la bolsa de agua caliente. Tengo los pies helados y en esta casa hace un frío de mil demonios.

AURORA
No puedo Ramón. Se rompió.

RAMON
¿Cómo, se rompió?

AURORA
Sí, se rompió. Ya estaba muy gastada, la pobre. Esta tarde fui a cargar para ponérmela en la falda mientras tejía y empezó a chorrear como una regadera.

RAMON
Y, bueno; preparame la otra...

AURORA
¿Qué otra?

RAMON
Querida, en casa hay dos bolsas de agua caliente. Siempre la ha habido.

AURORA
Sí, pero...La otra la tiene mamá.

RAMON
¿Qué le pasa? ¿Está enferma?

AURORA
No.

RAMON
Pedísela, entonces.

AURORA
Pero, Ramón, ¿cómo se la voy a pedir...? Siempre la usa ella.

RAMON
¿Y a mí qué me importa que siempre la use ella?

AURORA
¡Ramón!

RAMON
No soy un desconsiderado, Aurora. Te digo que estoy muerto de frío, achuchado. Creo que tengo un poco de fiebre...

AURORA
A ver...(Le toca la frente) Sí, unas décimas quizás...

RAMON
¿Te das cuenta?

AURORA
Es que...Vos no te ponés nunca bolsa de agua caliente.

RAMON
Precisamente. ¡Caramba, ésta es mi casa! Me parece que tengo derecho, que es lo justo.

AURORA
Sí, sí, tenés derecho, es lo justo...Pero ella es mi madre y es una mujer vieja. Vos sabés que todos los viejos son un poco maniáticos...Hay que respetarla.

RAMON
¡Pero, carajo...! ¿Estamos todos locos? ¿Yo no la respeto?

AURORA
No es eso...

RAMON
¿Te parece una falta de respeto pedirle que me preste mi bolsa?

AURORA
Bueno, está bien, voy a pedírsela...Poné agua a calentar y cuidá que no hierva el café. (Saliendo) Vas a ver que vamos a tener un lío.

RAMON
(Solo) ¡Un lío! ¡Esto es el colmo! Yo ya no entiendo nada...Claro, las cosas han cambiado...Y, sobre todo, yo he cambiado. A medida que uno envejece, necesita más cosas. Peor poseer las cosas es ser poseído por ellas; servirse de las cosas, es servirlas. No es justo. ¿Cómo hacer, simplemente, para usarlas? ¿Para usarnos, sin poseernos?

(Mientras habla, pone el agua a calentar, se sirve el café en una taza y comienza a tomarlo a pequeños sorbos. Entran Aurora y doña Gertrudis, esta última apretando una bolsa de agua caliente contra su pecho)

DOÑA GERTRUDIS
Oiga, Ramón...¿Está enfermo?

RAMON
No ando bien, doña Gertrudis.

DOÑA GERTRUDIS
No ha de ser nada.

RAMON
Seguramente, pero no me siento bien.

DOÑA GERTRUDIS
Mire, esta bolsa la tengo yo...

RAMON
Sí, ya lo sé. ¿Le explicó Aurora?

DOÑA GERTRUDIS
¿Explicarme? Sí, me dijo que usted no andaba bien. Y, dicho sea de paso, se hizo la sorprendida cuando me vio con la bolsa.

AURORA
¡Mamá!

DOÑA GERTRUDIS
Ustedes saben que yo siempre uso esta bolsa.

RAMON
¿Me la puede prestar por esta noche? Mañana compraremos otra.

AURORA
Ramón está enfermo, mamá.

DOÑA GERTRUDIS
Los hombres no usan bolsa de agua caliente.

RAMON
(Reprimiéndose) ¿Sabe lo que pasa, Doña Gertrudis? Recién llego de la calle y no me siento nada bien. Creo que tengo un poco de fiebre.

DOÑA GERTRUDIS
Mi difunto esposo era fuerte como un roble y jamás lo vi ponerse una bolsa de agua caliente. Ni siquiera usaba camiseta en invierno.

AURORA
¿Qué tiene que ver, mamá?

RAMON
¡Pero se murió de pulmonía a los cuarenta años!

DOÑA GERTRUDIS
¡No diga estupideces! ¡Eso fue porque se cayó al agua!

RAMON
¡Y a mí me han caído toneladas de agua encima!

DOÑA GERTRUDIS
Los hombres de ahora...En mis tiempos, no sólo se respetaba a las damas, más aún si eran ancianas, sino que los hombres eran verdaderos hombres. Hombres y caballeros.

RAMON
Señora...¿Quiere darme mi bolsa?

AURORA
Por favor, no discutan de esa manera por una pavada.

DOÑA GERTRUDIS
Mire, métase en la cama. Es lo mejor que puede hacer.

RAMON
¡No tengo ganas de meterme en la cama! ¿Me hace el favor de darme la bolsa?

DOÑA GERTRUDIS
No.

RAMON
Señora, le conocía muchos defectos, pero no la creía capaz de este egoísmo monstruoso...

DOÑA GERTRUDIS
¿Cómo dice...? ¡Usted es un desconsiderado! ¡Por mí puede morirse de frío! ¡No le daré la bolsa!

RAMON
¡Sí me la dará! ¡Ya lo creo que me la dará!

AURORA
¿Pero se han vuelto locos los dos?

DOÑA GERTRUDIS
¿Y vos dejás que me grite de este modo?

AURORA
(Suplicante) Mamá...

DOÑA GERTRUDIS
(Sollozante) Claro, como soy una pobre vieja inútil...Como me mantiene de lástima...Como ni siquiera cobro la pensión...

AURORA
Mamá...

RAMON
No diga pavadas, señora.

AURORA
Dejala, Ramón. ¿No ves que está llorando?

RAMON
Bah, lágrimas de cocodrilo...

DOÑA GERTRUDIS
Ya me voy a ir de esta casa. O mejor todavía, me voy a morir...

RAMON
¿No le parece que esto es absurdo, desproporcionado?

DOÑA GERTRUDIS
No me dirija la palabra.

AURORA
Basta, Ramón.

RAMON
Basta, sí, basta. Será lo mejor. Quédese con la bolsa, señora.

DOÑA GERTRUDIS
No necesito su permiso.

AURORA
¡Por favor! ¡No comencemos otra vez!

RAMON
Me voy a recostar un poco, Aurora.

AURORA
Bueno, viejo. Tomate dos genioles y ponete el termómetro.

RAMON
Avisame cuando esté lista la comida. (Sale)

DOÑA GERTRUDIS
Te digo en serio, Aurora, que me voy a ir de esta casa. No sé adónde, pero me voy a ir.

AURORA
No me aflijas más de lo que estoy, mamá. No digas tonterías.

DOÑA GERTRUDIS
Después de lo de esta noche...

AURORA
Ramón te aprecia mucho. Nunca habían discutido antes de hoy.

DOÑA GERTRUDIS
Entonces, es un loco. ¡Pobre hija! No sé cómo lo aguantás...

AURORA
No debés hablar de ese modo.

DOÑA GERTRUDIS
¿Pero no te das cuenta de que es un maniático?

AURORA
¡Basta, mamá! Vos sabés que Ramón no es un loco. La plata no alcanza, hace dos meses que no le pagan el sueldo y ni siquiera sabe cuándo se lo van a pagar. Está preocupado, eso es todo. Y encima, hoy no se siente bien.

DOÑA GERTRUDIS
Debería buscarse otro trabajo, una changa.

AURORA
Mamá...

DOÑA GERTRUDIS
Hay tanta gente que tiene dos empleos...Hoy día es la única forma de ir tirando...

AURORA
También hay mucha gente que no tiene ningún trabajo. ¡Linda época para conseguir otro empleo!

DOÑA GERTRUDIS
Sí, tenés razón. Se tendría que haber acordado antes...

AURORA
¿Hablamos de otra cosa?

DOÑA GERTRUDIS
¡Menos mal que no estaba el profesor! Un hombre tan fino, tan educado...(Pausa. Aurora no contesta) Mirá la opinión que se hubiera formado de nosotros si oía los gritos y lo veía a Ramón enloquecido, con los ojos fuera de las órbitas, babeándose, como quien dice...

AURORA
¡Basta, mamá!

DOÑA GERTRUDIS
Está bien, está bien...Ni siquiera hablar se puede. ¿Qué hay de comer?

AURORA
Albóndigas.

(Se oye la puerta de calle que se abre y se cierra)

DOÑA GERTRUDIS
¿Escuchaste la puerta? Debe ser el profesor...

AURORA
Sí, debe ser él.

(Entra el profesor Morales)

MORALES
(A Aurora) Buenas noches, señora.

AURORA
Buenas noches.

MORALES
¿Cómo está usted, doña Gertrudis?

DOÑA GERTRUDIS
¿Qué tal, profesor? Al fin veo una cara sonriente en esta casa...

MORALES
Usted sabe, señora Gertrudis, que yo acepto filosóficamente los eventos existenciales...La filosofía, amables señoras, es la alforja de Crates, el manto de Antístenes, el tonel de Diógenes...

DOÑA GERTRUDIS
¿Oís Aurora? Con filosofía, como cuadra a un hombre ilustrado,, a un caballero...

MORALES
Gracias, señora Gertrudis. Es usted siempre tan indulgente...

DOÑA GERTRUDIS
¿Cómo le fue hoy en sus clases?

MORALES
Ah, no me hable...Hoy, mi filosofía estuvo a punto de derrumbarse. Tuve clase de francés en ese Colegio de Avellaneda...¡Ese colegio! Les juro que a fin de año renuncio y no me ven más el pelo ¡Todos cabecitas negras! Discúlpenme, pero ésa es la única expresión que se me ocurre...

DOÑA GERTRUDIS
Me imagino...¡Qué chusma!

MORALES
Les empecé a recitar ese maravillosos poema de Lamartine, ese de "Pourquoi le prononcer, ce nom de la Patrie? - Dans son brillant exil, mon coeur en a frémi...", y de repente uno de esos cuadrúpedos hizo un ruido obsceno, y todos se pusieron a reír como hienas...Ya no pude más, después fue imposible organizar la clase...

DOÑA GERTRUDIS
¡Qué gente asquerosa, con perdón de la palabra!

MORALES
Ya lo decía Luciano de Samosata en su Diálogo del Pescador o de los Resucitados -que por ambos nombres se conoce-: "Condición del vulgo es, en efecto, regocijarse con los escarnecedores e injuriosos, y más si sus ataques van contra lo más augusto..."

DOÑA GERTRUDIS
Claro que sí. Eso demuestra la clase de persona que es usted, y lo que son ellos.

AURORA
¿Se mojó mucho, profesor?

MORALES
No, me trajeron en auto, felizmente. Pero, eso sí, tengo los pies helados. ¡Qué envidia me da esa bolsa, señora Gertrudis!

DOÑA GERTRUDIS
(Cortada) Caramba, profesor...

MORALES
(A Aurora) ¿No tendría otra bolsita para mí, señora?

AURORA
No, profesor. Lo lamento muchísimo, pero hoy, casualmente, se rompió la otra que había en casa...

MORALES
No tiene importancia, señora.

AURORA
Sí, pero...De veras, lo lamento mucho. Justamente, hoy mi marido no se sentía bien y también quería ponerse una bolsa de agua caliente. Pero la única que nos queda es ésta y, como es lógico, la tiene mamá.

DOÑA GERTRUDIS
No, profesor. Permítame que le ceda mi bolsa.



AURORA
Pero, mamá...

MORALES
No, señora Gertrudis, no faltaba más.

DOÑA GERTRUDIS
¡Claro que sí, hombre! Usted viene de la calle, muerto de frío, después de haberse disgustado en ese inmundo colegio...Se la cedo con todo gusto.

AURORA
Pero, mamá, hace un rato te pusiste como una fiera porque Ramón se atrevió a pedírtela.

DOÑA GERTRUDIS
¡Aurora! ¡Como una fiera! ¿Qué va a pensar el profesor Morales?

MORALES
No, señora, no se preocupe por mí. Me doy cuenta perfectamente de que se trata de una cariñosa exageración. (A Aurora) ¿Qué le pasa a su marido?

AURORA
Nada, tenía frío y no se sentía bien. Y mamá no le quiso prestar la bolsa.

MORALES
En tal caso, señora Gertrudis, permítame que se la ceda a mi vez al señor Ramón.

DOÑA GERTRUDIS
¡No faltaba más!

AURORA
Ah, cada vez te entiendo menos.

DOÑA GERTRUDIS
Mirá, Aurora; será mejor que no toquemos el tema. A mí me enferma la prepotencia, ¿sabés? Y además, esto es completamente distinto. El profesor Morales es nuestro pensionista, y nosotros, todos, tenemos la obligación de atenderlo lo mejor que podamos.

AURORA
Sí, claro; pero...(Al profesor) Discúlpeme que discutamos esto en su presencia...

DOÑA GERTRUDIS
Hay que saber darle a cada uno el lugar que le corresponde.

MORALES
¡Qué bello aforismo, señora! ¡Qué grato es oírle decir esas palabras! Siempre se las repito a mis alumnos. Eso es lo que falta en este país: sentido de la responsabilidad, de la ubicación, del sitio que a cada uno le corresponde por derecho propio. Hoy en día hay una verdadera subversión, todo está trastocado: los valores, todo...Los mozos de café quieren gobernar el país y los maestros de escuela primaria pretenden codearse con los profesores diplomados...

DOÑA GERTRUDIS
Sí, es una vergüenza.

MORALES
De todos modos, señora Gertrudis, permítame que decline su generoso ofrecimiento.

DOÑA GERTRUDIS
No, de ninguna manera, es necesario que lo acepte. Hay que predicar con el ejemplo.

MORALES
Señora...

DOÑA GERTRUDIS
Lo consideraría un desaire.

MORALES
En tal caso...(Toma la bolsa) En fin, como dijo Eduardo III: "Honni soit qui mal y pense".

AURORA
Démela, profesor. Le cambiaré el agua. (Morales le entrega la bolsa)

MORALES
Son ustedes abrumadoramente amables. Consiguen casi hacerme olvidar el hogar que hace tantos años abandoné, los afectos perdidos, la dulce melancolía de las cosas pasadas...

DOÑA GERTRUDIS
¡Qué bien lo dice usted, profesor!




MORALES
Soy totalmente sincero. (Recibe nuevamente la bolsa de manos de Aurora y la acomoda sobre su abdomen) Ah, esta tibia y agradable sensación que se desparrama por mi plexo solar...

(Entra Ramón)

RAMON
No voy a comer, Aurora. Siento escalofríos.

MORALES
(Solícito) ¿Cómo se siente, señor García?

RAMON
(Advirtiéndolo recién) Qué hace usted con esa bolsa?

MORALES
La señora Gertrudis tuvo la amabilidad de cedérmela. Debí rendirme ante su exquisita insistencia.

DOÑA GERTRUDIS
Sí. Yo se la di.

RAMON
¿Usted se la dio?

AURORA
Ramón...

MORALES
Es una anciana absolutamente encantadora. Me recuerda a la viejecita de la tapa del té "Mazawattee".

RAMON
(Sordamente) Démela...

MORALES
(Sin entender) ¿Perdón?

AURORA
Querido...¿No te sentís bien? ¿No sería preferible que te acostaras?

RAMON
Dejame, Aurora. (A Morales) Déme esa bolsa.

MORALES
No lo entiendo, señor García. La señora Gertrudis...

RAMON
Démela.

DOÑA GERTRUDIS
¡Le prohibo, Ramón! ¿Me entiende? ¡Le prohibo...!

RAMON
(Explotando) ¡Usted cállese la boca, vieja arpía insoportable!

AURORA
¡Ramón!

DOÑA GERTRUDIS
¡Infame! ¡Miserable!

MORALES
¡Esto es un atropello incalificable!

RAMON
(A doña Gertrudis) Cállese, señora, o me dará el pretexto que necesito para estrangularla. (A Morales, amenazante) Y usted, déme esa bolsa...

AURORA
Ramón...(Le toca la frente) ¡Estás volando de fiebre!

RAMON
Estoy volando, sí, Aurora, estoy volando y los veo desde lejos, desde muy arriba, como pequeñas hormiguitas indefensas y ridículas...(A Morales) ¡Por última vez, déme esa bolsa!

MORALES
¿Pero qué se ha creído? ¡Con fiebre o sin ella, no logrará intimidarme!

RAMON
(Arrancándole la bolsa) Vamos, asno pomposo, no quiero lastimarlo.

MORALES
Si es una broma, señor García, es la más absurda y de peor gusto que yo recuerde. Merecería usted ser alumno de mi colegio de Avellaneda...

DOÑA GERTRUDIS
Nada más cierto.

RAMON
Haga una cita de Aristóteles, o de algún otro cráneo de ésos, profesor. Vamos, dése el gusto.

AURORA
Por favor, Ramón...

RAMON
Dejame, Aurora; dejame. Ahora comprendo un montón de cosas.

DOÑA GERTRUDIS
¿Ves lo que yo te decía? ¡Es un loco!

RAMON
¡Es la última vez que se lo digo! ¡Cállese! (Tomando un cuchillo de cocina) ¡Cállese, o la degüello!

AURORA
¡Tiene razón! ¡Estás loco!

RAMON
¡Basta! Vos también, callate.

MORALES
¡Esto es un atropello! Señor García, yo también insisto por última vez. Devuélvame la bolsa, recobre la serenidad, y olvidaré lo sucedido. La bolsa no me importa, entiéndame, pero no estoy dispuesto a permitir que me pisoteen.

RAMON
Tengo dos cosas que decirle, profesor. Primera: usted es un imbécil que no entiende nada.

MORALES
¡No tiene derecho! ¡Soy profesor diplomado, y usted...!

RAMON
(Interrumpiéndolo) ¡Déjeme de joder! Segunda: no le daré la bolsa.

MORALES
Señora, como usted comprenderá, mi permanencia en su casa es imposible por más tiempo. Su marido me ha injuriado grave y reiteradamente y, por otra parte, temo por mi integridad física habitando bajo el mismo techo que un enfermo mental. Mañana a primera hora arreglaré mis cuentas y me iré.

AURORA
Sí, profesor. No sé qué decirle...

MORALES
Me retiro a mi habitación. Señoras, las compadezco: háganlo tratar. Buenas noches.

RAMON
Usted se queda aquí...

MORALES
No se acerque o pediré auxilio.

RAMON
¡Siéntese! Siéntese, señora. Sentate, Aurora. Tengo que explicarles. (Los tres se sientan rodeando la mesa) Así, muy bien. Aquí está la bolsa. Aquí, sobre mi pecho. Calentando los latidos de mi corazón. Todo está bien ahora. Aparentemente. Pero...Ustedes piensan que, al fin y al cabo, yo soy el dueño de la bolsa, y me he sacado el gusto. Pero no.

AURORA
(Echándose a llorar) ¡Pobre Ramón!

RAMON
No llorés, Aurora. Dejame que te explique. a ver, usted, profesor, que presume de inteligente...¿Para qué piensa que le saqué la bolsa?

MORALES
¿Cómo puedo saberlo? Supongo que para saciar sus groseras apetencias.

RAMON
No lo entiendo, pero querrá decir que fue para calentarme. Pero no. ¿Y usted, suegra?

DOÑA GERTRUDIS
(Apasionadamente) ¡Porque es un resentido social, un sádico, un grosero, un prepotente matón asesino cobarde...!

RAMON
¡Basta! Está bien, ya he entendido lo que quiere decir...Pero no, pero no. ¿Y vos, Aurora? ¿Vos que me conocés mejor que nadie? ¿No decís nada?

AURORA
¡Estás enfermo, Ramón!

RAMON
¡Pero, no...! ¡No estoy loco! ¡Ustedes no entienden nada! (Exasperado, lírico, terrible) Yo, Ramón García, oficial tercero de la Dirección de Lechería del Ministerio de Agricultura, después de cuarenta y nueve años de una vida estúpida, gris, incomprensible, he tenido una oportunidad de comprender, y he comprendido. ¡Voy a hacer una revolución!

AURORA
¡No te metás en esas cosas, Ramón! ¡Es lo único que nos faltaba!

RAMON
¡Nadie usará esta bolsa! ¡Nadie se apropiará de su calor, grato para uno solo, hostil para todos los demás! ¡Compartiremos lo que tenemos, y destruiremos lo que no podamos compartir!

MORALES
¡La sombra de Eróstrato! ¡Es absurdo, monstruoso! ¡El nihilismo! ¡La maldad gratuita! ¡La solidaridad del frío, de la miseria, de la muerte...!

RAMON
Sí. El reparto de lo que se tiene. Si la dicha, la dicha; si la abundancia, la abundancia; si el calor, el calor. ¡Pero también el frío, la miseria, la muerte! ¡Claro que sí! ¿Por qué no? Escúchenme...Los hombres distribuyen aviones, Coca-Cola, petróleo, profilácticos y pan dulce. Cosas. Cosas que algunas veces son útiles, pero siempre son innecesarias, prescindibles...Cosas que no alcanzan para todos, que crean barreras, que separan...Eso no importa, entiéndanlo. Hay una cosa necesaria, imprescindible, que alcanza para todos...La única que alcanza siempre para todos, que no se agota nunca, que derriba murallas, que une...La llamamos Justicia. Hace felices a los hombres. Aunque no haya aviones, ni Coca-Cola, ni petróleo, ni profilácticos, ni pan dulce. Justicia. En su nombre, yo destruyo esta bolsa de donde brotaban el calor y la discordia...(Destroza la bolsa con el cuchillo) Justicia...¡Qué hermosa palabra! De pie sobre ella, los hombres podrán amarse. (Suplicante) ¿Entienden ahora? ¿Entienden?

AURORA
(Con escasa convicción) Sí, Ramón. No te excites.

RAMON
Sentémonos alrededor de la mesa. Tomémonos las manos. (Apretando los puños) Así, apretadamente, hasta que no sepamos dónde termina nuestra piel y comienza la ajena. No importan los pies fríos, porque es el frío el que nos une. Apretémonos las manos. (Los otros no hacen el menor movimiento) No entienden...No quieren entender...(Pausa) Hoy no voy a cenar, Aurora. Me parece que lo mejor será acostarme...




TELON





LA BOLSA DE AGUA CALIENTE, se estrenó el 26 de agosto de 1966 en El Teatro "Candilejas", de Dolores, provincia de Buenos Aires.

La bolsa de goma de cada noche.







miércoles, 29 de abril de 2015

047.- Anafe Bram Metal.


Un anafre o anafe era un hornillo fabricado para calentar la olla, el jarro o la pava. Y para luego conservar calientes su contenidos.
Pequeño y móvil era un componente indispensable de los que tenían conductas nómades, o los que vivían en lugares estrechos, como los de la vida de pensión.

En nuestro lugar quedó ligado a una marca, a tal punto que se lo llamaba como “El Bram Metal”.


 ¿Qué dicen ellos sobre si mismos?


Pionera en el desarrollo del mercado de los calentadores y faroles a Kerosene, Bram-Metal nació en Argentina hace más de 80 años. Su posición de liderazgo se fundó en la percepción de un producto de buena ecuación servicio -calidad, y la entrega de un Farol superior. Su histórico slogan “Adelante con los faroles...” y sus legendarias publicidades: Por eso, José, que sabe, tiene siempre a mano BRAM-METAL. Un farol para cada necesidad.
Sobre esta base se fortaleció la conexión emocional con los consumidores por estar estrechamente asociada a valores como el confort, la calidad, el servició, la solución, la practicidad y la seguridad, profundamente insertos en el corazón de esta marca y de todos los Argentinos.
Hace varios años, Bram-Metal comenzó a expandir su línea, innovando constantemente en la formulación de sus productos (cocinas a leña, hornos gastronómicos, parrillas a gas) siguiendo las tendencias actuales del mercado y buscando nuevos nichos de expansión. Continuaremos invirtiendo en mantener nuestro legado BRAM-METAL “LA MARCA MAYOR”.

La que tenemos a la vista, gentileza de la familia Cobián Fava es de aquellos artefactos de bronce que funcionaban en base a la combustión de kerosene.



Quien lo conserve hoy en día seguramente le dará algún uso ornamental, figurando bien lustrado su bronce, en algún lugar privilegiado de su casa. Pero si quiere conseguirlo en casas especializadas en antigüedades descubrirá que su precio no esta tan alto: $ 250 en contado ravioso, o bien doce cuotas de $ 31, 80.


martes, 3 de marzo de 2015

046.- MISSALE ROMANUM




Libro de oración propio de la ceremonia de la eucaristía -conversión del pan y el vino en el cuerpo y la sangre de cristo- en lo que se conoce como LA SANTA MISA.

El ejemplar escrito en latín, se adecuaba la la misa preconciliar que se desarrollaba en ese idioma, y fue puesto en nuestras manos por la señora Deolinda Antonia Bustamante de Almada.


Editado e impreso en 1943 contiene información detallada en torno al año litúrgica, los ritos secuenciados con invocaciones según el tiempo eclesiástico, la preparación de la misa, oraciones posteriores, iniciándose en lo que se presenta como PROPRIUM MISSARUM DE TEMPORE, con la Dominica ! Advertus. Hay partituras de uso litúrgico, fundamentalmente en relación a la Semana Santa, y toda una hermenéutica del santoral mes a mes: Festa domini nostri Jesu Christi, Festa Beatae Mariae Virginisi, Festa Santorum, etc.




El ejemplar es una pieza de altar, y orientaba la continuidad oratoria de los fieles -frecuentemente más las mujeres que los hombres- en las distintas etapas de la ceremonia litúrgica. Actualmente este misal se encuentra en desuso.


Hoy en día existen dos misales romanos para celebrar la misa de dos formas: la ordinaria y la extraordinaria. La primera se celebra con el Novus Ordo Missæ promulgado en 1969 por el papa Pablo VI, mientras que la segunda se celebra con el misal promulgado en 1570 por San Pío V, revisado por última en 1962 por San Juan XXIII.