Al igual que la bolsa de agua caliente uno supone que en
estos tiempos resulta ser un objeto difícil en encontrar, pero las barritas de azufre se
encuentran en el mercado y para seguir el uso terapéutico tradicional.
En la memoria infantil las tengo presentes en la caja de los
botones. No estaban en el botiquín como sería de esperar, es que con ella se
daba un problema, desde el botiquín solían rodar, caer y romperse, limitándose
de esta forma su uso medicinal que pasa por lograr que al partirse liberen al cuerpo
humano de las molestias ocasionadas cuando se tiene aire, sobre todo en el
cuello.
Hoy para estas situaciones existe una palabra: contractura.
Y hay medicamentos descontractur4antes. Pero también existen profesionales
dedicados a liberarte de etas molestias que cuando se instalan cuestan alejar
de los tormento cotidianos.
Esos profesionales son los kinesiólogos.
El “aire” se instalaba, según se decía por una corriente de
aire que te sorprendía con el músculo caliente, o en otros casos por un “daño”
que se estaba haciendo –esta interpretación era cercana a la magia negra, y
también porque se venía en su origen una indigestión producto de algún aliento
en mal estado, o inapropiado para nuestro “metabolismo basal”.
Conocía un cura que predicó en un momento contra el uso de
la barrita de azufre, porque decía que el azufre era el perfume del diablo.
Este tema nos relaciona con su posible aplicación para
fabricar domésticamente las fatídicas “bombitas de mal olor”.
Internet está llena de informaciones positivas y negativas
sobre su uiso –decir negativo es decir de una función inicua- leamos uno de
estos escritos:
Las propiedades del azufre son múltiples y centenarias, pero aún
relativamente desconocidas en nuestra sociedad. Sin embargo, este elemento se
ha convertido en los últimos años en algo imprescindible para cualquier
terapeuta o masajista.
Siempre se ha buscado en los elementos de la naturaleza remedios para alivir los dolores.
Ya en la antigua Grecia y en el Imperio Romano se utilizaba el azufre como elemento purificante. Un gran ejemplo son las termas, que en principio se le otorgaba su poder curativo a las altas temperaturas del agua pero se descubrió que principalmente era el azufre que contenían las aguas lo que las hacía tan curativas.
Hoy en día es muy común en la medicina alternativa y se encuentra en la composición de muchos productos cotidianos. El azufre es un elemento químico natural, cuyo número atómico es el 16 y su símbolo es S. Es un producto 100% natural que se obtiene de la tierra, principalmente en zonas volcánicas. Puede adoptar varias formas, entre ellas en polvo o barrita.
Hace más años, se empezaron a hacer las primeras pruebas con las barritas de azufre en Argentina. Se comenzaron poniendo las barritas en zonas doloridas del cuerpo, y se hacían rodar hacia arriba y hacia abajo. Las barritas omitían pequeños crujidos y se acababan rompiendo. Se volvía a realizar la operación hasta que dejaba de crujir. Se hicieron pruebas con personas con dolencias y personas sanas y se percibió que solo se rompían las barritas en aquellas personas con dolores. Por otro lado, se probaron con personas con estados febriles y procesos gripales y se comprobó que los síntomas incluso llegaban a desaparecer.
Siempre se ha buscado en los elementos de la naturaleza remedios para alivir los dolores.
Ya en la antigua Grecia y en el Imperio Romano se utilizaba el azufre como elemento purificante. Un gran ejemplo son las termas, que en principio se le otorgaba su poder curativo a las altas temperaturas del agua pero se descubrió que principalmente era el azufre que contenían las aguas lo que las hacía tan curativas.
Hoy en día es muy común en la medicina alternativa y se encuentra en la composición de muchos productos cotidianos. El azufre es un elemento químico natural, cuyo número atómico es el 16 y su símbolo es S. Es un producto 100% natural que se obtiene de la tierra, principalmente en zonas volcánicas. Puede adoptar varias formas, entre ellas en polvo o barrita.
Hace más años, se empezaron a hacer las primeras pruebas con las barritas de azufre en Argentina. Se comenzaron poniendo las barritas en zonas doloridas del cuerpo, y se hacían rodar hacia arriba y hacia abajo. Las barritas omitían pequeños crujidos y se acababan rompiendo. Se volvía a realizar la operación hasta que dejaba de crujir. Se hicieron pruebas con personas con dolencias y personas sanas y se percibió que solo se rompían las barritas en aquellas personas con dolores. Por otro lado, se probaron con personas con estados febriles y procesos gripales y se comprobó que los síntomas incluso llegaban a desaparecer.
Se ha observado también que después
de aplicar la barrita aumenta el nivel de agua en la misma, comprobando que
absorbe la humedad de la contractura. Además gracias a pruebas en la cámara
Kirlian (se utiliza para medir niveles de presión, humedad, campo
energético...), se ha comprobado que el campo energético cambia de color
después del uso de la barrita, probando que absorbe la energía negativa. Bloqueos
producidos por cansancio, estrés, ansiedad, y contracturas, se alivian e
incluso desaparecen tras el uso de las barritas de azufre.
En la sociedad de hoy en día en la
que nos encontramos rodeados de aparatos eléctricos (ordenadores, teléfonos,
televisores...) el organismo está absorbiendo radiaciones nocivas emitidas por
estos aparatos y necesita el cuerpo de elementos que nos ayuden a limpiarnos y
purificarnos de esa energía negativa.
En la actualidad se utiliza tanto
para relajar dolores musculares, tratar lumbalgias, agarrotamiento muscular,
dolor, así como para purificar y relajar el cuerpo. Además también tiene
una gran utilidad en sesiones de Reiki, ya que ayuda a desbloquear chakras e
incluso en masajes de drenajes linfáticos aumenta la efectividad del drenaje.
Pero vayamos al otro uso “explosivo” Mmmm! No sean traviesos, para eso se requiere
un componente esencial de expansión: el ácido clorhídrico, y ¡ya los veo
rallando la barrita!
La imagen inicial es de una caja, en un mercado local, con precio actual.