domingo, 22 de mayo de 2011

001 Cencerro de bronce artesanal.

Fue construido por Constante Rodríguez Raimúndez, administrador de Estancia Las Hijas, situada en la zona rural de Río Grande.

Dice Beatriz Rodríguez Fernández, actual propietaria de esta pieza: “Mi padre tenía una pequeña fragua en la estancia donde fabricaba pequeñas herramientas, y cuchillos de cocina con cacha de hueso”. Piezas, estás últimas que dejó en Punta Arenas en tanto que el cencerro tiene un lugar de exhibición en su casa, en la región del Bio Bio, Chile.

“Mi madre me contó -dice Beatriz- que él hizo este cencerro para colgarlo con soga en el pescuezo de la yegua madrina".

Debe haber sido fabricado en los años 30”.

Constante fue administrador de estancia Las Hijas propiedad de don César Vallejo, senador de la República por la Provincia de Corrientes.

“Con carpinteros traídos de Buenos Aires, mi padre levantó esas hermosas casas de la estancia en Tierra del Fuego”.

“Estuvo trabajando allí desde 1930 hasta 1954 cuando falleció el dueño y todo cambió para él. Tomó a su familia y se radicó en Punta Arenas dedicándose al transporte de pasajeros hacia las estancias de Magallanes”.

El cencerro que aquí vemos es de bronce y tiene 10 cm. de alto por un diámetro de 7 cm. en la base, también posee un badajo del mismo metal.

Beatriz nació en Río Grande y su mundo de la infancia fue este:

Wikipedia nos acerca definiciones sobre lo que es un cencerro que no se ajustan del todo a este modelo: "El cencerro es una campana sin badajo de tamaño pequeño. Es semejante a los cencerros que llevan algunos animales como las vacas principalmente, en Europa". Y luego abunda en descripciones del uso musical de este artefacto, lo que da vida a la música bongocera de centroamérica.

En tanto que estanciero y escritor del centro de la Provincia de Buenos Aires, Emilio Darieaux, ya en 1886 daba noticias de como se componía la tropilla criolla y la funcionalidad de la yegua madrina:

"Los potros nacidos en la manada, cuando llegan a la pubertad son expulsados por los celos del caballo padre y entonces se reúnen en tropillas, dirigidas por una yegua, alrededor de la cual se agrupan después de la castración. Estas tropillas son las destinadas a la elección de los caballos de servicio; pero no se constituyen sin algún trabajo. Los caballos de que se componen, son necesariamente caballos castrados. La cría libre no permite la existencia de muchos padres, en los límites de una propiedad, porque como los caballos no viven en rebaños como los carneros, o el ganado vacuno, sino en familias sometidas a un jefe, la presencia de muchos caballos padres produciría luchas cuyo resultado sería la dispersión de piaras enteras perseguidas por el más vigoroso o más reñidor. Antes que la tropilla compuesta de caballos castrados merezca este nombre y pueda llenar su objeto, tiene que sufrir dos operaciones. Es preciso entablarla, esto es, establecer entre los animales que la componen un lazo de familia, ilusorio pero necesario, y enseguida domar uno a uno los potros cuando tienen la edad y la fuerza convenientes. Para entablar es preciso habituar al ganado al sitio elegido para que paste y en el que debe vivir y encariñar unos con otros a los animales que lo componen. La operación es la misma, trátese de una manada sometida a un caballo padre o de una tropilla confiada a una yegua (madrina), con una diferencia, que ésta ejerce una especie de autoridad pasiva, no la positiva que tiene el caballo padre. Es necesario, en consecuencia, dirigir esa pasividad, agrupar la familia alrededor de su jefe, acostumbrándola al cencerro que lleva, lo que ha de ser de gran utilidad en los viajes largos. Cuando esto se haya conseguido y se quiera acampar durante la noche en un terreno de cualquier llanura desconocida, bastará trabar la yegua para que los caballos pasten en torno suyo libremente sin intentar alejarse".

En Mercado libre encontramos estos cencerros de bronce con badajo, los que se venden a $ 125 cada uno, o en ocho cuotas de $25. Un artículo usado en General Pico, La Pampa. Observamos en él que no presenta el hermoso color de la pieza con la que inauguramos nuestro museo. Sabemos que Beatriz no venderá el cencerro hecho por su padre, ni por este precio, ni por mucho más.


2 comentarios:

  1. bueno, los comentarios están en el feis, un montón... así es que a seguir pa´adelante

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  2. Yo había dejado un comentario hace días acá, pero se perdió en el "espacio".
    Decía que era un honor que hayas inaugurado el museo con el cencerro fabricado por mi padre.
    Por supuesto que no lo venderé ni por nada del mundo.
    Muchas gracias Mingo y adelante.
    Beatriz

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