En mi infancia existían en la despensa ciertos
brebajes a los que mi madre identificaba como Jarabes, y con ello tenían
ciertas propiedades medicinales. Había que ser muy curda para pretender hacerlo
con Oporto, Ferroquina Biskery, o Hesperidina.
También servían como digestivo el de las grandes
comilonas, cuando a las damas se les servía una infusión mientras que los
hombres solo aceptaban aquello que tendría aunque sea un mínimo alcohol
estimulante.
Con el correr del tiempo las apetencias cambiaron y
las botellas fueron quedando atrás de otras de mayor demanda.
Un día ordenando todo eso tal vez alguien de otras
generación que ayudaba a los mayores en estos menesteres descubría la botella,
entonces se recibían las invitaciones del caso. Pensando que el tiempo añejaba
el producto y luego su sabor era más preciado se pasaba a tomar en una pequeña
copa. La copa era la clave de la dosificación del producto, la misma Ginebra
Bols tiee por lema: Cada día una copita; una copita nada más, copita no copa.
La reacción de los nuevos consumidores resulta
diversa, en algunos casos va acompañando el café, en otros se hace el ponche, o
batido de huevo, producto que lo particular consumí diariamente, hasta que
llegó el colesterol: hablo del oporto.
Pero un descubrimiento de la existencia de la
Hesperidrina en un producto medicinal me llevó a explorar el tema y
redescubrirla.
Una química exitosa.
Es una bebida argentina a base de corteza de naranjas amargas o agrias y dulces de frutos
inmaduros los cuales tienen gran contenido de flavonoides (hesperidina, neohesperidina y
narangina).
Comenzó a venderse en farmacias en la segunda mitad
del siglo XIX, por parte de un norteamericano Melville Sewell Bagley el que además dio vida a la
gran fábrica de galletitas.
Hoy se sigue produciendo y consumiendo en el país . Su sabor es suave, dulce, y se suele mezclar
con agua tónica, agua gaseosa, gaseosa de lima y
limón, o como mezcla en diferentes tragos o cócteles. Se le reconocen
efectos antioxidantes y otros propios de
los flavonoides que contiene.
En su nombre hay que remontarse a los trabajos de
Hércules, y el célebre Jardín de las Hespérides, el de las serpientes, el de
las manzanas.
La bebida comenzó a venderse en la farmacia “La
Estrella” pero pronto ganó el mercado con una campaña que decía: “ Se viene la
Hesperidrina”.
Melville actuó rápidamente, convenciendo al
Presidente Avellaneda de la necesidad de crear un
registro de marcas y patentes. En 1876 el
registro fue creado, y en su honor "Hesperidina" fue la marca número
uno en registrarse en Argentina.
Melville
decide imprimir las etiquetas de Hesperidina en la Bank Note Company de Nueva
York, donde se imprimían billetes de doláres y a la vez promovió la creación de
una oficina de marcas y patentes, en la cual la Hesperidrina fue el primer
registro.
Su valor medicinal.
Leemos en Wikipedia: La Hesperidina desde sus comienzos fue considerada incluso un tónicodebido
a sus propiedades medicinales aportadas por las naranjas. De hecho su principal
componente es la sustancia hesperidina, un flavonoide que se encuentra en los cítricos y que produce efectos antioxidantes, muy beneficiosos para las funciones digestiva y circulatoria. Desde la
década de 1890 y hasta el día de hoy se han encontrado diversos y muy efectivos
usos terapéuticos de la Hesperidina. Entre ellos es efectiva contra las úlceras
varicosas, hemorroides, várices, hipertensión, reducción del colesterol,
disminución de dolores, artritis reumatoidea, etc.
Hesperidina
también estuvo presente en la guerra de la Triple Alianza(1864–1870), más precisamente en las tiendas de campaña para
“revitalizar a los heridos”, gracias a sus propiedades terapéuticas que
contrarrestaban problemas estomacales originados principalmente por la poca
potabilidad del agua. De los hospitales se trasladó rápidamente al campño de batalla para mejorar cualquier
dolencia entre la tropa.
Colofón
Entre las celebridades que han sabido consumirla se
encuentran: Pascasio Moreno, el perito, Julio Cortazan, Roberto Goyeneche,
Florencio Molina Campos.
Incluso
existe un tango de nombre “Hesperidina. Tango de Moda” compuesto por Juan Nirvasseden en 1915 y
ganador del premio al mejor tango de la Sociedad Sportiva Argentina, entre
otros reconocimientos.
El llamado a encontrar estas referencias en esta
particular bebida me lo dio una bolsa médica que se me entregó recientemente en
el HRRG que muestra como la hesperidrina se encuentra incorporada a la
farmacopea contemporánea.
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