He aquí una artesanía en madera de lenga producida en Tolhuin por Javier Rivero, hombre al que concí primero con sus trabajos sobre truchas que pueden apreciarse hoy en el Grande Hotel.
Este guanaco sedente fue adquirido por la escribana Rosa Delia Weiss Jurado, y de sus manos pasó a las mías.
A los 23 años de edad emprendió en enero de 1983 su viaje a la Tierra del Fuego, se alejanba con ello de su familia sanjuanina, buscando un destino mejor.
Su largo viaje por tierra lo llevó a ir apreciando el país del viento.
En nuestro islario despertó su creatividad y fue cortando amarras para dejar de ser el sanjuanino de las tallas, al que se le solían hacer comparaciones con Enriqueta, y logró un perfil identificatorio en torno a la fauna regional.
Suele trabajar a demanda y sus piezas viajan por el mundo a la vez que adornar numerosos hogares fueguinos. Pablo Imboden, al saber que estaba por presentarlo en nuestro Museo, me fotografió un flamenco que talló, a pedido suyo.
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