Las primeras que conocí, algas en función ornamental, fueron las que por los años 40 hacía el
juez de paz Milton Roberts y su esposa, de la cual tengo una encuadrada.
Las algas que se conseguían en la playa, sin la menor identificación científica, era pegada, aun húmeda, sobre una cartulina, y luego se la prensaba.
Repitió esta experiencia Danilo Havelka, en su alpina turística que tuviera en Rosales esquina Rivadavia.
Y por los 70 también el museo de la Misión mostró artesanías de este tipo, la que estamos biendo.
L
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