Artículo comercial que llegó a este sur con las importaciones abierta por la legislación de Zona Franca. Eran importados aunque no conozco el país de origen.
Forban parte de algún regalo cirtcunstancial. Era raro que alguien lo comprara para sí. En tiempos todavía de la comunicación alámbrica representaban un medio de comunicación, el teléfono, que no aabundaba en nuestros hogares.
En las casas que tenía ese servicio se lo podía colar cercano al Erikson. Donde no había era un adorno de cocina.
En algunos casos el y ella recibían el nombre de los abuelos más cercanos a la familia.
Con el tiempo, y la llegada de la calefacción a gas, en algo se vió afectada la resistencia de sus materiales constitutivos, un golpe -tal vez de una pelota de goma arrojada por un pequeño- una caida, o la vibración de una camión grande pasando frente a la casa en un barrio de arcilla expandida producía su rotura, y entonces se desmenuzaba. A veces esa fatalidad se interpretaba como colindante a lo que le pasó o le iba a pasar a las personas de las cuales se había tomado el nombre.
Roto se intentaba repararlo, pero los engrudos eran débiles para sostener el peso de estas miniaturas, y todavía no se había inventado el Poxi Pol.
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