Indispensable en aquellos tiempos en los cuales una gran estancia suponía la existencia de un pequeño pueblo de trabajadores,
El horno de estancia Cullen que se puede apreciar en el gesto diligente de quien fue cocinero del establecimento: Jorge Mancilla, "El chaguango".
Adaptado a gas pero seguramente con un pasado de combustibles sólidos se hacía más que indispensables más si se tenía en cuenta lo lejano del camino.
Pan no se hacía todos los días, así que se requería un artefacto de grandes proporciones a la hora de leudar el amasijo; la batea.
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